12 de enero de 2009

El Hincha que juega

EL HINCHA QUE JUEGA
www.decano.com - 01/09/04


Generalmente, la proximidad de hechos trascendentes en términos históricos dificulta la cabal valoración de los mismos. Muchas veces, acontecimientos que en su momento no son adecuadamente visualizados por quienes los están viviendo, cobran su exacta dimensión con el paso de los años. El deporte, y el fútbol en particular, no es ajeno a ello.

Es posible que la mayoría de los contemporáneos de los hermanos Céspedes, Abdón Porte, Carlos Scarone o Atilio García, por nombrar sólo unos pocos de los que han forjado la gran historia de Nacional, no hayan sido totalmente conscientes de los hechos que tenían la fortuna de vivir. La hazaña de 1903, el romanticismo del Indio, la calidad de Carlos, los goles de “Bigote”, se agrandan con el paso de los años, no por aquello de que “todo tiempo pasado fue mejor”, sino porque pasan las décadas y esos acontecimientos no encuentran parangón. La historia, solita, va poniendo las cosas en su sitio.

Allá por el 95 o 96, Nacional jugaba un importante partido contra Defensor en el Parque Central. Promediando el segundo tiempo, Nacional perdía 2 a 1 y arreciaba por el empate. En un contragolpe, el 9 de Defensor convierte el tercero y partido liquidado. Para sorpresa de casi todos, no gritó el gol. La mayoría de los presentes no sabía ni quién era. Algunos lo ubicaban neblinosamente.

A pesar de que un gol suyo había significado la derrota para Nacional, todos empezamos a encariñarnos con ese flaco número 9, que había convertido el que hasta ese momento era el gol más importante de su incipiente carrera y no lo había gritado. Después del partido, todos los vestuaristas se fueron encima de él para preguntarle por qué no había gritado el gol. “Por respeto a mi familia, que son todos de Nacional”, respondió tranquilamente. Cabe preguntarse hoy, años después, cuántos de nosotros, futbolistas frustrados, hubiéramos sido capaces de ese gesto; cuántos de nosotros hubiéramos podido reprimir la euforia de un momento así; cuántos de nosotros, en lugar de volver trotando al medio de la cancha, no hubiéramos corrido a colgarnos del tejido... Pero ese flaco de 20 años lo hizo. Su amor a Nacional pudo más.

Lo que vino después es conocido por todos: su paso por clubes de Argentina, Brasil, México y España; sus actuaciones en la selección y sus dos pasajes por Nacional. Sus goles, su alegría, su clase en las difíciles, están en la memoria de todos. En estos días en que la prensa especializada ha informado hasta el hartazgo sobre el deseo de dos futbolistas de abandonar lo antes posible el club que los vio nacer, la adhesión de Sebastián Abreu a Nacional cobra una nueva dimensión. Como en ocasiones anteriores, esta vez desechó una oferta del fútbol portugués para vestir nuevamente la camiseta que ama, la misma que se calzó por primera vez a los 14 años para defender a Nacional de Minas, la misma que lo llevó a adquirir un palco en el nuevo Parque Central, la misma que tantas veces puso por encima del dinero.

Está en todos nosotros, contemporáneos de Abreu, el saber aquilatar su grandeza. Como tantos en la historia del club, es un hincha que juega. Como tantos, ha hecho mucho por Nacional. Como hinchas, le debemos mucho, como a tantos. Agradecer a Sebastián Abreu por este nuevo gesto de su parte resulta casi ocioso, pero no está de más, aunque es nada comparado con lo que él ha hecho y seguirá haciendo por nosotros, los hinchas. Simplemente, tratemos de ser merecedores de tanto afecto. Su vuelta al país deberá estar rodeada del calor de todos los bolsos que puedan acercarse al aeropuerto o a la sede. Dentro de unos años, muchos de los que vayan podrán decirles a sus hijos, con legítimo orgullo, quizá mirando el cuadro que por entonces destaque en alguna de las paredes de la sede: “¿Sabés? Cuando este señor volvió a Nacional definitivamente, tu padre estuvo ahí...”


Rodrigo (editor)
01/09/04


Titulos Oficiales en la década del 90 o en los años 90

TÍTULOS OFICIALES EN LA DÉCADA DEL 90,
EN LOS AÑOS 90, O COMO LES GUSTE



Los días previos a la final del Torneo Clausura, disputada el pasado jueves 17 de mayo entre el tradicional rival (Danubio) y el ex tradicional rival (el club fundado en 1913), fueron publicadas, tanto en la prensa escrita en papel, como en los sitios Web especializados, varias notas sobre los títulos oficiales obtenidos por los clubes uruguayos en el siglo XXI. La más notoria, por su particular forma de contar los lauros, fue la escrita por el Sr. Julio César Gard en www.tenfieldigital.com.uy. La misma originó (además de un artículo en www.decano.com con el cómputo correcto de dichos títulos), toda clase de comentarios (algunos respetuosos y otros no tanto), sobre ella y sobre su autor, en “El Talud”. El presente artículo nace como consecuencia de uno de esos comentarios aunque, vale la pena adelantarlo, no tiene por objeto volver sobre la nota del Sr. Gard, ni sobre el propio Sr. Gard.
En la referida ocasión, uno de los visitantes del foro de decano.com escribió, palabras más palabras menos: “contando los títulos como Gard capaz que tenemos más títulos que Peñarol hasta en la década del 90” La frase está escrita en tono de ironía y quiere resaltar lo disparatado del cómputo hecho por el periodista de Tenfield, indicando que con él se podría demostrar hasta lo más “inverosímil”: que Nacional tiene más títulos oficiales que Peñarol en una década que, “como todo el mundo sabe, fue favorable a los aurinegros”. No cabe duda de que el hincha tricolor que escribió el comentario cree y reconoce, con bolsilluda honestidad, en la superioridad carbonera a lo largo de los años 90, superioridad que el periodismo deportivo uruguayo se ha dedicado a destacar con “bombos y platillos” logrando convencer así, como en otras oportunidades, hasta a los propios hinchas albos. Dicho sea de paso, es una pena que esos mismos periodistas no hayan puesto igual énfasis en recordar las grandes irregularidades que rodearon a varias de las consagraciones aurinegras de esos años. Pero, volviendo al tema en cuestión, más allá de los eslóganes panfletarios y del ruido que los “bombos y platillos” puedan hacer, los que mandan, como siempre y para dolor de cabeza de los de siempre, son los números.
En los, según el periodismo deportivo, “aurinegrísimos” años 90, Nacional obtuvo: dos Campeonatos Uruguayos (1992, 1998), tres Torneos Apertura (1997, 1998, 1999), tres Torneos Clausura (1995, 1996, 1998) y cinco Liguillas (1990, 1992, 1993, 1996, 1999), lo que hace un total de 13 títulos oficiales. Peñarol por su parte obtuvo: seis Campeonatos Uruguayos (1993, 1994, 1995, 1996, 1997, 1999), dos Torneos Apertura (1995, 1996), dos Torneos Clausura (1994, 1999) y dos Liguillas (1994, 1997) alcanzando así los 12 títulos oficiales.
Sin embargo, para que el análisis contemple todas las posibilidades y no deje lugar a dudas, ni a suspicacias, es importante hacer una aclaración que los artículos periodísticos sobre el tema suelen no hacer: “los años 90” y la “década del 90” no son expresiones sinónimas. Los primeros son, por definición, aquellos cuya columna de las decenas tiene al número 9 y, por la tanto, van desde 1990 hasta 1999. La década del 90, en cambio, es la décima década del siglo y comienza el 1 de enero del 1991, finalizando el 31 de diciembre de 2000. Dado que el listado de títulos presentado anteriormente corresponde a los “años 90”, faltaría entonces, para completar el trabajo, hacer el balance correspondiente a la “década del 90”. Para ello hay que restarle a cada club los títulos obtenidos en 1990 y sumarle los ganados en el año 2000. De esta forma, al tricolor debe restársele una Liguilla (1990) y sumársele un Torneo Apertura y un Campeonato Uruguayo (2000). El aurinegro, por su parte, suma un Torneo Clausura (2000). En resumen, el balance de la década del 90 da 14 títulos para Nacional contra 13 de Peñarol.
Como verán los hinchas tricolores en general, el visitante de “El Talud”, que sin proponérselo originó la presente nota, en particular y los habituales especialistas desmemoriados, no hace falta recurrir a dudosos y estrambóticos métodos para demostrar que Nacional es el club que más títulos oficiales logró, tanto en la “muy aurinegra” última década del siglo pasado como también en los “muy aurinegros” años 90, muy por el contrario, basta con hacer el cómputo correcto.
De esta forma, a pesar de los bombos, los platillos, los panfletos y los esotéricos métodos de cálculo, en la década del 90 y en los años 90, así como en el siglo XXI y en el resto de la historia, PRIMERO NACIONAL.

Juanjo
decano.com
Buenos Aires, domingo 27 de mayo de 2007.